El maestro ruso Sergei Belavenets sugirió, allá por los años 30 del siglo pasado, que tan pronto se cambien las Damas, hay que levantarse y caminar un poco por la sala de juego para calmar los nervios y despejar la mente, en clara referencia a las notables diferencias entre la fase de medio juego y la fase final de la partida de ajedrez.