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Capablanca vs Blanco Estera. La Habana 1913

Foto del Gran Maestro de Ajedrez Rafael Blanco Estera.

Resultado: 1-0    Fecha: 17/02/1913    ECO: C10

Esta partida se utiliza para explicar el juego posicional cuando no se aprecia ataque alguno.

De no existir una oportunidad para lanzar un ataque directo contra el monarca adversario, debe intentarse aumentar cualquier debilidad que pudiera descubrirse en su posición, y si no hubiera tal debilidad, hacer lo posible por crearla.

La amenaza constituye siempre ventaja, pero hay que tener en cuenta que ella debe llevarse a cabo únicamente si se consigue alguna ganancia inmediata, puesto que, manteniendo latente la amenaza, se obliga al contrario a precaverse contra su ejecución, distrayendo fuerzas para ello.

En tal forma, el error es más factible para el bando que se defiende, o puede presentarse el caso de que se encuentre imposibilitado para contener la acción ofensiva en otro punto del tablero. Pero, inmediatamente que la amenaza ha tenido ejecución, ella desaparece, y el adversario se encontrará en condiciones de atender su propio plan de juego. Una de las mejores maniobras que pueden ejecutarse, y que en muchos ocasiones llevan a la obtención del triunfo en este tipo de juego, consiste en efectuar la demostración en uno de los flancos, para que el contrario lleve sus fuerzas hacia ese sector de la lucha y, entonces, valido de la mayor movilidad de sus piezas atacantes, transportarlas con toda rapidez al otro lado del tablero, antes de que la defensa pueda hacer lo propio para neutralizar el ataque. Un excelente ejemplo de juego posicional podemos verlo en la siguiente partida comentada por el mismo Capablanca.

1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 dxe4 4.Cxe4 Cd7 5.Cf3 Cgf6 6.Cxf6+ Cxf6 7.Ce5

Este golpe me lo mostró por primera vez el talentoso aficionado venezolano M. Ayala. Su acción se basa en impedir el desarrollo del alfil dama de las negras por vía b7, después de jugar b6, que constituye la forma normal de desarrollo de las negras en esta variante. Por regla general, resulta malo mover una misma pieza dos veces en la apertura, antes que las demás hayan salido, y la violación de tal principio es la única observación que puede hacerse a esta jugada, que, por otra parte puede ser recomendada como muy eficiente.

7…Ad6 8.Df3

La jugada 8.Ag5 parece más fuerte. La movida del texto (o sea la que se jugó) otorga a las negras una preciosa oportunidad que no aprovechan.

8…c6

Aquí 8…c5, era la jugada exacta. Ella hubiera conducido a complicaciones en las cuales las negras no quedarían en inferioridad, y por el contrario hubiera creado serias dificultades al primer jugador.

La movida del texto es inocua y coloca a las negras en una posición puramente defensiva. La velada amenaza de 9…Axe5 seguido de …Da5+ se neutraliza con toda facilidad.

9.c3 0-0 10.Ag5 Ae7

El hecho de que las negras han retrocedido con su alfil rey demuestra con toda claridad que el plan de desarrollo que han adoptado es deficiente. Han perdido demasiado tiempo, y ello permite a las blancas colocar sus piezas en excelentes posiciones de ataque, sin obstáculos de ninguna clase.

11.Ad3 Ce8

La alternativa era 11…Cd5. De otra manera las blancas hubieran jugado 12.Dh3, obligando a su contrario a la respuesta …g6 (no …h6 en razón del sacrificio ganador Axh6) lo que debilitaría el bastión del rey negro.

12.Dh3 f5

Las blancas ya no tienen ataque, pero, en cambio, han obligado a su oponente a crear un su campo una marcada debilidad. De ahora en adelante, todo el plan de las blancas se basará en la explotación de esta debilidad (la situación del peón e), y el estudiante podrá ver como los principios que hemos expuesto, se aplican en esta partida. Todas las jugadas tienen por norte hacer insostenible el mantenimiento del mencionado peón, o aprovechar la colocación de las piezas negras, ocupadas en su defensa para incursionar con éxito sobre otros puntos de la posición.

13.Axe7 Dxe7 14.0-0 Tf6 15.Tfe1 Cd6 16.Te2 Ad7

Por fin se mueve el alfil, pero no para desplegarse como pieza activa de ataque, sino con el fin de dar paso a la torre dama.

17.Tae1 Te8 18.c4 Cf7

Una movida muy hábil, que tiende a evitar 19.c5 y, al propio tiempo, provoca el golpe 19.Cxd7 seguido de 20.Axf5, que hubiera sido malo, como lo demuestra la siguiente variante: 19.Cxd7 Dxd7 20.Axf5 Cg5 21.Dg4 Txf5 22.h4 h5 23.Dxf5 exf5 24.Txe8+ Rh7 25.hxg5 Dxd4. Pero en tales posiciones, siempre sucede que, si se previene una línea de ataque, queda otra para explotar, y esta partida no fue excepción a tal regla, como pronto lo veremos.

19.d5! Cxe5

Aparentemente, esta es la mejor manera de parar las múltiples amenazas de las blancas. La jugada 19…cxd5 hubiera sido peor ya que permitiría, muy pronto, que el alfil blanco ocupara la diagonal a2-g8 y actuara desde c4 sobre el peón negro de e6.

20.Txe5 g6 21.Dh4 Rg7 22.Dd4 c5

Forzado ya que las blancas amenazaban 23.dxe6 y 23.Dxa7.

23.Dc3 b6

La jugada 23…Dd6 era mejor. Pero las negras desean tentar a su adversario a que juegue dxe6, creyendo que bien pronto se hallarán en condiciones de recuperar el peón, con una posición segura. Ello, sin embargo, está basado en un cálculo erróneo, como las blancas lo demostrarán de inmediato. Por otra parte, debo agregar que, en cualquier caso, la posición de las negras es insostenible, puesto que todas sus piezas se encuentran comprometidas en la defensa de un peón, mientras que las fuerzas de las blancas tienen gran libertad de acción para actuar.

24.dxe6 Ac8 25.Ae2! …

La maniobra ganadora, efectuada en el momento oportuno. Todas las piezas negras serán inútiles, después de que el alfil blanco se ubique en d5.

25… Axe6 26.Af3 Rf7 27.Ad5 Dd6

Ahora es evidente que todas las piezas negras se hallan atadas y sólo resta que las blancas encuentren la manera más rápida de conseguir el triunfo: la maniobra consistirá en ubicar la dama en h6 y luego avanzar el peón hasta h5, a fin de destruir la cadena de peones que protege al rey.

28.De3 Te7

Si 28…f4 29.Dh3 h5 30.Dh4 Te7 31.Dg5 Rg7 32.h4 Dd7 33.g3 fxg3 34.f4 y las negras se hallan en una posición desesperada, ya que tendrían que efectuar jugadas de espera, mientras que su adversario prepara el avance h5 y en el momento oportuno, obtiene la victoria por medio de Txe6.

29.Dh6 Rg8 30.h4 a6 31.h5 f4 32.hxg6 hxg6 33.Txe6 y las negras abandonan.

Al comentar esta partida, el doctor Emanuel Lasker manifestó que, después de un análisis concienzudo, llegaba a la conclusión de que no podía ser mejorado el juego desplegado por las blancas.

Estas partidas, aparentemente simples, son, a menudo, de lo más complejas. Resulta mucho más difícil conseguir la perfección en estos casos que en aquellas posiciones de brillantes ataques directos contra el rey por medio de sacrificios de piezas.

[Un ataque posicional similar, sobre e5 y e6, a través de la columna e, se puede apreciar en las partidas Schiffer vs. Blackburne, Hastings 1895 y Schlechter vs. John, Barmen 1905. Scalise]

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