Dos ancianos juegan al ajedrez en el parque

Frases de ajedrecistas cuando pierden

El ajedrez se encuentra en algún lugar entre el arte, el deporte y la ciencia, universos donde un jugador de ajedrez puede alejarse del mundo real todo el tiempo que quiera. El mundo del ajedrez está lleno de historias únicas. Cada jugador tiene cientos de anécdotas con cosas que han sucedido durante viajes de torneos, entrenamientos de ajedrez, juegos, países extranjeros, etc.

No es de extrañar que digan que los jugadores de ajedrez son personajes muy “especiales”. Sin embargo, hay una cosa que la mayoría de jugadores de ajedrez tienen en común: a nadie le gusta perder y cuando lo hacen, siempre tienen un repertorio bien preparado de excusas y razones para justificar la derrota.

Desde mi propia experiencia, voy a nombrar algunas de las excusas más comunes que he escuchado e incluso he utilizado para que la derrota sea un poco menos dolorosa.

  1. Me equivoqué – Esto es demasiado común. Muy a menudo, los ajedrecistas culpan toda su derrota en un solo momento. Aunque a veces esto es cierto, ayuda poco pensar que eso es todo lo que sucedió. Hay causas por las que no encontraste un movimiento y es tu tarea buscar en lo más profundo de ti mismo si no quieres caer en el mismo error nuevamente.
  2. Estaba ganando pero… – En el ajedrez, como en cualquier otro deporte, tener ventaja no significa que “he ganado”. Muchas veces, no somos 100% honestos con nosotros mismos para brindarle a nuestra posición el respeto que merece. Cuando se dice este tipo de excusa, muy a menudo la posición estaba realmente ganada, pero no era fácil y todavía había problemas técnicos que resolver.
  3. Olvidé mi preparación: Es la manera perfecta de decir que se suponía que sabías algo pero en realidad no lo sabes. También podría significar que tienes tu tarea hecha y que está en tu ordenador en casa, pero no donde importa, en tu cerebro.
  4. Forcé demasiado cuando era un empate: Básicamente se decidió el juego arriesgándose a que el oponente no encuentre un movimiento, algo así como lanzar una moneda y dejar que el destino decida. Honestamente, esto funciona a veces, pero no es una estrategia aconsejable. Lo correcto es: si es un empate, envuélvelo y piensa en el próximo juego.
  5. Mi oponente ofreció un empate y yo lo rechacé: Es como no asumir ninguna responsabilidad por el resultado y dejarlo todo en ese valiente momento en el que rechazaste la oferta de empate de tu oponente.
  6. Tenía poco tiempo: El tiempo es parte del juego. Hoy en día, cuando tenemos un incremento en cada torneo, perder a tiempo es inaceptable. Es cierto que tener poco tiempo conduce a errores, pero en lugar de usarlo como una excusa, debes trabajar para mejorar la gestión del tiempo.
  7. Me ha sentado mal la comida: A veces una mala nutrición puede hacer que juegues fatal y otras veces decirle a tu oponente que estás enfermo es una buena manera de justificar los movimientos horribles que acabas de jugar en el tablero. Una excusa similar es la falta de sueño o cualquier molestia física.
  8. Lo estaba probando
  9. He tenido ratos que no jugaba
  10. Vi todas menos esa
  11. Te ha salvado la suerte
  12. No tenía ganas de jugar
  13. Yo estaba mejor
  14. La ví pero no ha hice
  15. Yo solo quería probar la apertura
  16. Se me fue el “mouse”… (cuando jugaban en persona)
  17. Es que yo no juego con reloj
  18. Se me escapó el conejo
  19. … me cago en to lo que se menea
  20. Tenía dolor de cabeza y jugué sin ganas!
  21. No pude rematar
  22. Que se va a hacer pues con la suerte no se puede competir
  23. El maestro: “Quería saber como se porta con ventaja”
  24. Hacía mucho calor
  25. En las jugadas decisivas mi rival iba al baño… vaya a saber si usaba Alpha Zero.
  26. Ya lo tenía, no se por qué le dejé vivir
  27. No me siento bien, me duele la cabeza

Si has jugado al ajedrez durante mucho tiempo, existe una gran posibilidad de que te sientas familiarizado con las situaciones descritas en este artículo. Mi idea es motivarte a reflexionar más sobre la causa real de tus derrotas en lugar de engañarte con evaluaciones superficiales.

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