Foto del Gran Maestro y Campeón del Mundo de Ajedrez Bobby Fischer.

Biografía de Bobby Fischer

Año de nacimiento: 1943    País: Estados Unidos    ELO:
Gran Maestro y Campeón del Mundo de Ajedrez

Bobby Fischer ​fue campeón mundial entre 1972 y 1975. Estrictamente hablando, Bobby Fischer no fue un niño prodigio como lo fueron José Raúl Capablanca, Samuel Reshevsky o Arturo Pomar. Su desarrollo al principio fue más bien lento. Hasta los trece años no comenzó a despuntar como un jugador de capacidad superior; antes de esa edad no se apreciaban en sus resultados y su calidad de juego signos de extraordinario talento ajedrecístico. Es exacta la aseveración del árbitro internacional español Pablo Morán en el sentido de que «Como niño prodigio no fue muy brillante; en cambio, como adolescente prodigio no ha tenido parangón en la historia del ajedrez».

En palabras de Kasparov,

Fischer fue el primer verdadero jugador profesional. Nos hizo aparecer incluso a nosotros, los rusos, como aficionados en nuestra preparación. El ajedrez absorbía todo su ser. Desarrolló nuevos métodos de preparación para las competiciones. Sus análisis eran más largos y más globales. Profundizaba en el espíritu de las situaciones. Su mentalidad como jugador de ajedrez iba quince años delante de su tiempo. Fue una página completamente nueva en el ajedrez, una nueva era. Fue el modelo del moderno jugador de ajedrez.

Otro profundo valor de Fischer fue que popularizó el juego al ser el único campeón mundial occidental desde la segunda guerra mundial. El holandés Max Euwe lo fue en 1935. No sólo hizo el juego más popular en occidente sino que demostró que era posible promocionar el juego comercialmente a través de los medios de comunicación, creando un gran interés popular por los encuentros como una lucha de gladiadores. En esto también se adelantó muchos años a su época. Sólo ahora empezamos a ponernos al corriente en estas materias. Fischer seguramente habría vencido a Kárpov si hubieran jugado en 1975, y toda la vida de Kárpov hubiera cambiado a causa de este resultado. Podría ser ahora un jugador diferente por este motivo. De modo que la influencia de Fischer en el ajedrez podía haber llegado indirectamente hasta mí”.

En una partida contra el Gran Maestro húngaro Gideon Barcza, Fischer, que entonces tenía 16 años, no tenía ventaja, pero al no contentarse con las tablas, la partida se prolongó hasta la jugada 103. Se aplazó en tres ocasiones, los jugadores cubrieron dos planillas, pero incluso cuando sólo quedaban los Reyes sobre el tablero, ¡Fischer realizó dos jugadas más! ¡Tablas! Anonadado por un asalto tan fanático, Barcza apenas podía levantarse de la silla, pero Bobby dijo, como si nada hubiera sucedido: “Echemos un vistazo desde la primera jugada. ¡Seguro que en algún momento podía haber jugado mejor!. Entonces, Barcza le imploró: “Mira tengo mujer e hijos. ¿Quién los alimentará si muero antes de tiempo?”.

Suetin escribió un interesante retrato de Fischer:

Aun cuando tenía una amplia reserva de tiempo y se encontraba en posición difícil, Fischer nunca pensaba más de media hora en una importante jugada, y no fue por casualidad que regularmente sumiese a sus oponentes en apuros de tiempo. Durante una partida se concentraba profundamente. Durante las cinco horas, aunque fuese su oponente quien tuviese que jugar, no quitaba la vista del tablero, y en los momentos de mayor tensión no se ponía rojo, como le sucede a la mayoría de los jugadores, sino que, por el contrario, se volvía muy pálido. Normalmente, durante una partida, los jugadores consumen una taza de café o de té. Fischer prefería leche o zumo de frutas. No entonaba su sistema nervioso, sino que lo alimentaba. Creo que este régimen algo inusual le debe haber sido recomendado por los médicos que estudiaron sus peculiaridades psíquicas.

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