Final

El final en ajedrez es la fase final de la partida, cuando quedan pocas piezas en el tablero (máximo 2 piezas por bando y peones).

Por final se entiende la etapa del juego siguiente al medio juego (en caso de que la partida no haya terminado aún) y que se caracteriza por un número escaso de piezas.

El final es una fase de la partida en la que la técnica es primordial y existen numerosas obras dedicadas a analizar posiciones características en donde el número de piezas y peones es reducido.

No es fácil determinar cuándo se acaba el medio juego y hemos llegado a la fase final de la partida, sin embargo hay algunas características que ayudan a diferenciar ambas fases de la partida. Mientras en el medio juego hay suficiente material para dar jaque mate al adversario y este es uno, entre otros, de los planes que se contemplan, en el final hay pocas posibilidades de dar jaque mate al adversario y los planes van dirigidos a conseguir una sana estructura de peones y actividad con la pieza o piezas que queden si las hay, con el fin de ser el primero en coronar un peón, ya que este suele ser el tema típico en el final que desvía la balanza en favor del ganador.

Cualquier jugador competente debe conocer las posiciones críticas del final, so pena de perder muchas partidas (o dejar de ganarlas) en esa fase. Un ejemplo sencillo es que cualquier jugador razonablemente fuerte debe jugar con total perfección cualquier final en el que se encuentre un rey y un peón contra un rey solo. Dependiendo de la posición, el bando que posee el peón gana (al forzar la coronación del peón y su conversión en dama, pues rey + dama dan jaque mate fácilmente a un rey aislado) o bien son tablas (pues el bando débil es capaz de evitar la coronación del peón). Sin embargo, un solo error puede convertir una posición ganada en tablas o viceversa, por ello conocer la forma correcta de jugar es esencial.

Es interesante que algunos finales son más habituales que otros. Por ejemplo, entre todos los finales en los que sólo queda una pieza (junto con algunos peones) destacan los finales en los que los dos bandos tienen una torre. Estos finales son extremadamente frecuentes y, además, muchas veces, muy difíciles de jugar con corrección. La razón por la que estos finales son tan frecuentes (y por ello, importantes para el jugador práctico), es que las torres suelen ser las últimas piezas en entrar en acción y, por ello, suelen tardar más en poderse cambiar. Por el contrario, en muchas aperturas desaparecen muy pronto alfiles o caballos, lo que hace que los finales con piezas menores sean algo menos frecuentes que los de torres. Por otra parte, las damas también se deben cambiar en muchas posiciones y, además, el hecho de que sólo haya una dificulta que pueda llegar al final de la partida. Por tanto, los finales de damas también son menos frecuentes.

Ver también “Fundamentos del final

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